LA DELICÀ
La tan manida crisis nos ha acostumbrado, o malacostumbrado, diría yo, a un paisaje urbano plagado de empresas antaño solventes ahora en concurso de acreedores, negocios regentados por varias generaciones de una misma familia ahora cerradas a cal y canto y tiendas de esas que uno considera imprescindibles que un buen día cuelgan el cartel de “liquidación por cierre”. Hoy Lina ha colgado ese cartel. Y al verlo, he entrado en su tienda a darle…